La bandera de Georgia, a veces conocida como la «bandera de las cinco cruces«, es uno de los emblemas oficiales del país desde el 14 de enero de 2004, tras un paréntesis de quinientos años. Durante la Edad Media, fue el emblema del Reino de Georgia. Es una bandera blanca con cuatro pequeñas cruces rojas, una en cada cuadrante, y una cruz roja en el centro que la separa en cuadrantes. La altura y la longitud de la bandera tienen una proporción de 2:3.
La «bandera de las cinco cruces» está documentada desde el siglo XIII. La cruz de San Jorge, que es el patrón de Georgia y también aparece en la bandera inglesa, es el elemento más destacado de la bandera. Las cuatro pequeñas cruces de la bandera, según el historiador georgiano Giorgi Gabeskiria, proceden probablemente del reinado de Jorge V de Georgia (apodado «el Brillante» o «el Espléndido«), el rey que consiguió expulsar a los mongoles. Con el tiempo, se introdujeron varios cambios, como el diseño de las pequeñas cruces, que evolucionó hasta convertirse en una forma de la insignia de los cruzados, la cruz de Jerusalén.
Durante la Edad Media, la bandera cayó en desgracia. El nacionalismo georgiano resurgió tras la independencia del país de la Unión Soviética en 1991. Una mayoría de georgianos, incluido el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Georgiana, apoyó la restauración de la antigua insignia del Reino de Georgia ocho años después, y un proyecto de ley para modificar la bandera fue aprobado por el Parlamento, pero el Presidente Eduard Shevardnadze se negó a ratificarlo. Después de que el presidente Mijail Saakashvili se negara a devolver «La bandera de las cinco cruces«, se convirtió en el emblema del mayor grupo de la oposición, el Movimiento Nacional Unido, dirigido por Mijail Saakashvili, y su uso simbolizó el rechazo de Shevardnadze.
La «bandera de las cinco cruces» fue nombrada emblema nacional el 14 de enero de 2004, y fue reconocida legalmente por orden presidencial de Saakashvili el 25 de enero, tras su elección como presidente de Georgia. La decisión de convertir la bandera de un partido político en el emblema nacional no estuvo exenta de polémica, y muchos dudaron del carácter democrático de la elección.
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