El escudo de la ciudad de Murcia se remonta a la Edad Media, con muchos adornos posteriores. Está formado por siete coronas sobre fondo rojo. Debajo de la corona central se encuentra un corazón con un león rampante y una flor de lis rodeada de una leyenda (Priscas novissima exaltat et amor). Una orla con castillos y leones completa el escudo.
La historia de este emblema se remonta al rey Alfonso X, que estableció un sello concejil con cinco coronas como representación legal y simbólica de la ciudad y del reino (conmemorando el hecho de que el Reino de Murcia fue el quinto en ser reconquistado por la corona castellana).
Pedro I firmó un privilegio en 1361 por el que se concedía a Murcia la sexta corona que figuraba en el sello y el estandarte de la ciudad, así como una orla con la insignia de la Corona de Castilla (en agradecimiento a la participación de Murcia en la Guerra de los Dos Pedros).
Posteriormente, en 1575, el Concejo solicitó a Felipe II la incorporación de un corazón para honrar el hecho de que las entrañas y el corazón de Alfonso X están enterrados en la ciudad, según consta en el legado del rey sabio (y que se encuentran en la Capilla Mayor de la Catedral de Murcia).
Felipe V completó el escudo actual en 1709. El monarca premió la devoción murciana en la Guerra de Sucesión con una nueva corona real formada por un león y una flor de lis combinados bajo el texto Priscas novissima exaltat et amor (ensalza y ama lo viejo y lo nuevo).
La bandera del municipio es enteramente roja, con el escudo de armas indicado anteriormente en el centro. En consecuencia, el carmesí es el color de la ciudad (como lo demuestra el atuendo del Real Murcia Club de Fútbol, por ejemplo).
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