Toma su nombre de las armas ancestrales de los monarcas de Aragón o de la Casa de Aragón, conocidas en la Edad Media como «nuestro signo real» o «signo real«. Esta insignia del club rojo y dorado se utilizó indistintamente en sellos, banderas, escudos y estandartes, primero como insignia familiar, luego como símbolo del poder del rey de Aragón, hasta que se convirtió en signo de soberanía con la creación del Estado moderno. La primera evidencia definitiva de su existencia como emblema heráldico se encuentra en los emblemas heráldicos de Alfonso II, donde aparece como escudo desprendido, en la cresta del caballo, y como tipo vexilológico en la bandera de la lanza de una representación ecuestre del monarca en un sello de 1186.
El emblema de los bastones de mando de Aragón se encuentra en el escudo, posiblemente preheráldico, de un sello de Ramón Berenguer IV, Príncipe de Aragón y Conde de Barcelona, fechado en 1150. Aunque la escasa claridad y la monocromía del sello dificultan la atribución, el escudo, con su empalizada y bloqueo, refleja los refuerzos defensivos típicos de los escudos de mediados del siglo XII, por lo que el sigilógrafo catalán Ferran de Sagarra I de Siscar, que estudió los sellos de Ramón Berenguer IV, incluso autores modernos como Guillermo Fatás e Ignacio de Torres-Solanot y García de Bustelo dudan de que se trate de una insignia heráldica y no de un simple escudo de batalla en forma de almendra hecho con cintas y refuerzos metálicos de la época, que formaba parte del equipo de batalla del caballero. Según las investigaciones de Faustino Menéndez Pidal de Navascués, la heráldica apareció en la Península Ibérica por esta época.
En cualquier caso, el linaje de los reyes de Aragón es el único que puede llevar los citados palos de oro. Ramón Berenguer IV de Barcelona se casó con Petronilla de Aragón de acuerdo con el derecho medieval aragonés conocido como «matrimonio en la casa«, ya que la sucesión masculina de la dinastía estaba cortada, dándole un lugar como hijo y lugarteniente del señor. El emblema de las vigas se creó para marcar el estatus del rey de Aragón en la segunda mitad del siglo XIII.
Fluviá cita la presencia de 15 garrotes dorados y sobredorados en un sarcófago de Ramón Berenguer II fechado en 1082 como prueba de la vinculación con la Casa del Condado de Barcelona ; sin embargo, esto no puede constituir una prueba de la antigüedad del emblema asociado a la línea condal, ya que se trata de una decoración colocada por iniciativa de Pedro IV de Aragón con motivo de su traslado al interior de la Catedral de Girona. Dado que el sarcófago no podría haber conservado la imagen del siglo XI en su posición original al aire libre durante tres siglos con tanta claridad, como demuestran Alberto Montaner Frutos y el registro arqueológico del descubrimiento, la obra de arte a la que se refiere habría sido creada 300 años después.
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